26.04.17 Un día que durante el resto de mi vida no voy a olvidar ya que hoy y por
la benevolencia del Señor, se me permitió permanecer sano y salvo en este
ingrato pero maravilloso mundo; resulta que salí temprano del náutico en la
lanchita de aluminio y fui al Pinto donde y a pesar de la enérgica marea, saqué
muchos, muchos cochis, 3 bichis y 3 coconacos (me traje uno de 38 cm), por lo
que pensé que iba a tener una de esas fabulosas jornadas de navegación que se
dan casi siempre dentro de la bahía. Entretenido estaba visualizando el
comportamiento de las cañitas cuando escuché el ruido de un motor marino que se
aproximaba y cuando voltee hacia atrás, vi que venía a toda velocidad y por
consiguiente con la proa levantada, una embarcación de unos pescadores
comerciales que no me vieron y me embistieron de lleno en la parte trasera (a
un lado del motorcito Honda), colisión que afortunadamente no me lastimó (solo
me aventó al piso de la embarcación pero el chaleco salvavidas que siempre
traigo puesto evitó que me golpeara con los bancos), pero que echó al agua el
motorcito Honda (lo pude recuperar ya que siempre lo traigo amarrado; solo el
maneral quedó roto), rompió las cañas que en ese momento estaba usando y abolló
el aluminio del espejo de la lanchita. Dentro de todo lo malo, lo bueno fue que
los pescadores se regresaron (ellos me ayudaron a subir el motor), aceptaron su
culpabilidad (he sabido de casos donde buscan deslindarse e impunemente
abandonan el siniestro), me remolcaron al náutico y llamaron a un mecánico para
evaluar el motor que volvió a prender después de lavarle el carburador y
cambiarle el aceite. Finalmente, el daño a la lanchita, el maneral y las cañas,
lo voy a asumir en agradecimiento a la disposición de ayuda que tuvieron Heriberto y Evelio durante el evento.
Pero hombre... volviste a nacer!!
ResponderBorrarCreo que deberías cambiar de lancha a la Mi Última, ya que es mas grande, se puede ver mejor y te brinda más protección para casos como este...
Saludos y cuidate..
Antonio Zamorano