miércoles, 26 de abril de 2017

26.04.17 Un día que durante el resto de mi vida no voy a olvidar ya que hoy y por la benevolencia del Señor, se me permitió permanecer sano y salvo en este ingrato pero maravilloso mundo; resulta que salí temprano del náutico en la lanchita de aluminio y fui al Pinto donde y a pesar de la enérgica marea, saqué muchos, muchos cochis, 3 bichis y 3 coconacos (me traje uno de 38 cm), por lo que pensé que iba a tener una de esas fabulosas jornadas de navegación que se dan casi siempre dentro de la bahía. Entretenido estaba visualizando el comportamiento de las cañitas cuando escuché el ruido de un motor marino que se aproximaba y cuando voltee hacia atrás, vi que venía a toda velocidad y por consiguiente con la proa levantada, una embarcación de unos pescadores comerciales que no me vieron y me embistieron de lleno en la parte trasera (a un lado del motorcito Honda), colisión que afortunadamente no me lastimó (solo me aventó al piso de la embarcación pero el chaleco salvavidas que siempre traigo puesto evitó que me golpeara con los bancos), pero que echó al agua el motorcito Honda (lo pude recuperar ya que siempre lo traigo amarrado; solo el maneral quedó roto), rompió las cañas que en ese momento estaba usando y abolló el aluminio del espejo de la lanchita. Dentro de todo lo malo, lo bueno fue que los pescadores se regresaron (ellos me ayudaron a subir el motor), aceptaron su culpabilidad (he sabido de casos donde buscan deslindarse e impunemente abandonan el siniestro), me remolcaron al náutico y llamaron a un mecánico para evaluar el motor que volvió a prender después de lavarle el carburador y cambiarle el aceite. Finalmente, el daño a la lanchita, el maneral y las cañas, lo voy a asumir en agradecimiento a la disposición de ayuda que tuvieron Heriberto y Evelio durante el evento.


1 comentario:

  1. Pero hombre... volviste a nacer!!

    Creo que deberías cambiar de lancha a la Mi Última, ya que es mas grande, se puede ver mejor y te brinda más protección para casos como este...

    Saludos y cuidate..

    Antonio Zamorano

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