30.11.22 Cierro la bitácora del mes con una mini jornada “mañanera” (6 a 8h), en la que para variar (gracias a la infinita benevolencia del Señor, siempre hay cosas diferentes en esta actividad, razón por lo que es adictiva), pues además de las especies comunes en esta temporada de frío y viento (cochis, bichis, pargos juveniles, cabrillas pimienta y peces lagartija), hoy encontré un cardumen de espectaculares peces chopa (familia de los Sparidae), algunos de los cuales medían más de 40cm y fácil pesaban los 2kg. Por supuesto y después de disfrutar del enérgico cordeleo, todos los peces fueron liberados sin daños mayores, gracias a los anzuelos simples con los que habilito los señuelos que uso. 

28.11.22 bis Y mientras los Abe’s me acompañaban en la inolvidable excursión de pesca en el Farallón, Alejandro, otro de mis hijos hacía lo propio (en concordancia con nuestro amigo Neto Valdez), en aguas aledañas a San José del Cabo, donde para beneplácito de toda la familia de pescadores que tratamos de preservar y conservar los peces que tanto placer y deleite nos proporcionan con su enérgico accionar, liberó también varios marlines y además, atrapó un soberbio dorado por lo que no me queda mas que reiterar mi agradecimiento al Señor que tan bondadosamente trata al círculo familiar.

28.11.22 Un espectacular “san lunes” en los alrededores del Farallón, por supuesto en compañía del Señor y también de los Abe’s (hijo y nieto) y aunque hacía mucho frío (18°C el ambiente y 21°C en el agua), el piques de los peces (5 marlines y varios dorados), contribuyó a calentar el ambiente, así como a concientizar a las generaciones sobre la pesca sustentable ya que liberamos a los picudos y solo nos trajimos un dorado macho.

23.11.22 Ayer hice algunos arreglos en las cámaras fotográficas (impregnarlas de alcohol isopropílico y dejarlas al sol durante un buen rato) y en la jornada de hoy (6 a 8h), fui a verificar el funcionamiento de ambas (me queda claro que la GoPro perdió su hermeticidad por lo que ya no es susceptible de tomar escenas submarinas); además, llevé las piezas especiales para reconstruir los portacañas de PVC, lo cual logré a satisfacción en un corto lapso de tiempo. Enseguida metí la Piñitas al agua y aunque estaba haciendo mucho frío (la superficie del agua a 18”C) y aire (ráfagas del orden de los 30km/h), los señuelos fueron embestidos por cochis, bichis y peces lagartija algunos de los cuales medían más de un metro. 

21.11.22 Una mini jornada de “san lunes” para recordar por todos los eventos que sucedieron: a) Al subirme a la Piñitas cuando ya la había puesto en el agua, me resbalé y caí dentro de la lancha; gracias al salvavidas que siempre uso, no me lastimé seriamente pero sí rompí un par de cañas y en el desespero por agarrarme de algo, envié la GoPro al agua. b) Una vez que “normalicé” la situación, me alejé del náutico solo para darme cuenta que la cámara se había dañado (le entró agua) y se prendía sola hasta que drenó toda la batería. c) Quise habilitar la otra cámara digital que siempre traigo de repuesto, solo para darme cuenta que por falta de uso, su mecanismo estaba trabado. c) Luego me fui al Pinto donde uno de los curricanes se prendió en un chinchorro abandonado y pues lo perdí. b) Ahí encontré pargos sarteneros hasta que el empate del señuelo que me quedaba bueno comenzó a desintegrarse y finalmente quedar inservible. 

19.11.22 Una jornada contrastante en los alrededores del Farallón (fui con el Señor, mi inseparable compañero), ya que el pronóstico se cumplió con mucha exactitud (lo bueno: olas bajas, crestas muy espaciadas, viento moderado; lo malo: alta concentración de clorofila) y con gran cantidad de piques (los barriletes estaban violentos ya que se prendían en todo tipo de señuelo, menguando con ello mis vetustas fuerzas), entre los que destacaron la embestida de 3 marlines (un azul y 2 rayados), ello a pesar de que en consideración de mi edad, uso puros señuelos de menos de 15cm; el primer marlín rayado se prendió cuando aún no llegaba al cerro y después de cordelarlo unos 5min, se auto liberó. El segundo fue un marlín azul que después de tomar el micro señuelo, se alejó de la embarcación a toda velocidad y nunca paró hasta que rompió el monofilamento; por último, un rayado se prendió de regreso al náutico pero ese se soltó en el primer brinco. Una histórica jornada de navegación y pesca.

02.11.22 Con el único fin de abrir la bitácora del mes, hoy y a pesar del prolongado cansancio de mis articulaciones (muñecas y rodillas principalmente), me propuse realizar una corta jornada “mañanera” (6 a 8h), donde el Señor estuvo magnánimo y me permitió tener una gran cantidad de “piques” (bichis y cochis, los más), entre los que se destacó la captura de un buen coconaco (42cm; muy peleonero y  ello me permitió disfrutar sobremanera mientras lo cordelaba), que me traje para hacerlo en caldo.