25.09.23 Una “mañanera” tardía (6:30 a 8:30h), de “san lunes” en la que el Señor nuevamente me deparó relevantes sorpresas, seguramente para mantenerme ligado a esta afición-pasión-vicio que me “agobia” en los años dorados; la jornada se inició frente al náutico con piques de roncachos, cabrillas, luego fueron los pargos sarteneros, seguidos por coconacos y cochis (se prendió uno de mas de 40cm, muy peleonero y con manchas que nunca había visto, seguramente por lo viejo), que me dejaron exhausto pero agradablemente cansado. Todos los peces fueron regresados al agua sin mayores daños e inclusive, la sangre que se advierte en el coconaco de la foto, es mía ya que la navaja de su quijada me abrió un corte (nada serio), en la palma de la mano izquierda.

23.09.23 Una “mañanera” (6 a 8h), algo similar a la del día previo, (aunque menos intensa tal vez por los 33.5°C a los que se encontraba la superficie del agua), con piques de cochis, cabrillas y coconacos (todo fue regresado al agua sin daños mayores). En esta calurosa jornada me acompañó mi nieto Abe con el que compartí una bonita vivencia ya que un coconaco se adhirió tan fuertemente a una piedra que definitivamente creímos que el señuelo se había atorado; sin embargo y después de maniobras que he ido aprendiendo con el tiempo (nunca se es demasiado viejo) y ayudado por el motor DF15A, logramos que se despegara y a mano, el Abe lo subió a la embarcación.

22.09.23 Excepcional “mañanera” (6 a 8h), en la que olvidé ponerme el salvavidas (toda la jornada me sentí vulnerable, además de que en él traigo el radio marino portátil) y también la fruta seca que como cuando estoy realizando mis “labores”; ello no obstó para que los peces se interesaran por los señuelos que puse en el agua y aunque en un principio picaron puros cochis y cabrillas, luego fueron los coconacos (se prendieron 5 de los cuales me traje 3 del orden de los 45cm), los que pusieron a prueba el buen funcionamiento de cañas, carretes, señuelos, broches, destorcedores, monofilamento y líder de acero, así como la experiencia de este vetusto pescalcoholico.

12.09.23 Otra “mañanera” (6 a 8h), con los imprevistos a los que me tiene acostumbrado el Señor ya que además de múltiples piques de bichis (que hoy se unieron al coro de la ictiofauna), cochis, cabrillas, roncachos (uno tan pequeño e inexperto que el anzuelo simple y sin hacerle mayores daños, lo trabó del costado) y coconacos, los peces me quitaron 2 señuelos y uno me quebró una cañita. En este último evento yo tuve la culpa porque confundí el sonido del carrete con el que produjo el ancla del transbordador y al no detener al pez, tuvo tiempo de adherirse a las piedras, tomar todo el monofilamento y ayudado por la corriente, vencer la resistencia de la caña.

08.09.23 Con el beneplácito del Señor, siguen las “mañaneras” muy movidas ya que en la de hoy (6 a 7:30h), se prendieron pargos (sólo me traje uno de 45cm), coconacos, cochis, cabrillas y además, un buen pez que cordelé durante más de 10min, terminó rompiéndome la caña (producto de que ahora procuro traer más apretado el freno para que no se vaya muy lejos el pez) y llevándose uno de los señuelos mas exitosos y que era el que más piques lograba entre la ictiofauna. En resumen, otra jornada que voy a recordar durante lo poco que me reste de vida y aún después, porque esto lo voy a extrañar mucho cuando me muera.

06.09.23 Otra “mañanera” (6 a 8h), memorable ya que desde muy temprano y confirmando que sigo entre los consentidos del Señor, una pléyade de peces se interesaron por los señuelos que puse en el agua (en extremo caliente, con 32.5°C en la superficie) y consecuentemente, los intermitentes piques muy pronto me dejaron exhausto con puntuales molestias en el hombro, codo y muñeca del brazo izquierdo, así como en la rodilla de la pierna derecha (cosas propias de la viejetud); en esta mini jornada se prendieron pargos, cochis, coconacos, cabrillas y roncachos.

04.09.23 Inmejorable “mañanera” (6 a 7:30h), de “san lunes” para inaugurar la bitácora del mes ya que con la benevolencia del Señor, hubo coconacos, pargos, cabrillas y roncachos (todo fue regresado al mar sin daños mayores), esto a pesar de que la superficie del agua estaba a 32.5°C y la turbidez no se mejora; para no variar, en esta ocasión también un coconaco “mañoso” me rompió el líder de fluorocarbono ya que no hubo manera de despegarlo de la piedra a la que se había adherido.