sábado, 16 de julio de 2016

16.07.16 Hoy tuve la grata compañía en la embarcación Mi Última, de 2 de mis nietos (Isabella y Abelardo III) y mi nuera Denise que “probaron” un poco de la vida que me doy ya como integrante de la generación familiar “vetusta”; fue interesante evaluar la determinación de ambos (Isabella para “trabajar” animales y el Abe para rehusarse a participar), cuando se prendían peces en los señuelos Storm (hubo sierras, toros y sábalos), de los cuales perdimos uno en la batalla contra una sierra. En su principio, la jornada estuvo un poco complicada por el viento pero después y tal como lo había pronosticado el internet, llegó la calma y también la pérdida de interés de los peces por atacar los curricanes; a las 8:30 h (igual comportamiento se tuvo el día de ayer), los peces “cerraron” las cortinas y no quisieron saber absolutamente nada de los que se les “ofrecía” a manera de alimento. Una bonita experiencia y un excelente aprendizaje: no es posible llevar a 2 “diablillos” en una embarcación pequeña, a menos que sean 2 adultos los que hagan imperar el orden.

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