sábado, 2 de julio de 2016

02.07.16 Me gustó el pronóstico que vi hoy a las 4 de la mañana para ir al cerro y como se trataba de probar el funcionamiento del Honda 90, organicé la salida de tal forma que para las 7:30 h ya me encontraba en el Farallón sacando barriletes; hubo muchos, me agotaron rápidamente, se prendían en señuelos blandos, duros y de cualquier tamaño pero no desistí fácilmente porque siempre tuve la esperanza de que al menos, pudiera atrapar bonitas que era el “encargo”. Desafortunadamente no fue el caso y por el contrario, junto con los barriletes andaban mini doraditas que seguramente traían hambre pues se prendieron 3 y a una de ellas, el anzuelo de un Williamson Speed Pro le atravesó la cabeza, vaciándole los ojos, hecho que provocó que me retirara del cerro y me direccionara al náutico a donde arribé como a las 11:30 h, con un Honda 90 como nuevo y no sin antes visualizar los brincos de un picudo, caguamas tomando el sol y arrullándose con las crestas de las olas, delfines y peces voladores, espectáculo que solo el Señor puede montar en su escenario marino.

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