domingo, 20 de marzo de 2016

20.03.16 Hay días así: habíamos quedado con mi hijo Alejandro (llegó ayer de Mty), de ir a la “parcela” pero se interpuso el cumpleaños de otro hijo (José Carlos que llegó a 42 años; me recuerda lo viejo que estoy), festejando hasta quedar “inservible” por lo que se abstuvo de salir al mar. Me fui solo y cuando iba en la boya de recale me recordé que había dejado la GoPro por lo que me sentí “vulnerable” (casi deseé que no se prendiera ningún animal porque no iba a poder dejar constancia del evento), porque tradicionalmente hay incredulidad de la “plática” de un pescador; de cualquier forma y aunque la mar estuvo muy tranquila y pude visualizar cachalotes, mantas, delfines (el día que fui con el Ing. Mena vimos también un tiburón toro enorme y me olvidé relacionarlo), hoy no se interesaron los peces por los señuelos. Como a las 10:30 h y a 18 km del Farallón al SSE, creo que comencé a alucinar porque me pareció ver muchos machetes de marlines; tal vez el Señor se dio cuenta de mi estado físico y para “distraerme”, se me fue la imagen del combo GPS-Profundímetro por el calentamiento de una terminal sulfatada. Obviamente no me iba a parar allá para tratar de arreglar el desperfecto por lo que a la antigüita y con puras marcas en la costa, me regresé para entrar por Punta Copas a baja velocidad para no pegar fuerte en un banco de arena; al final todo salió bien a Dios gracias y ya dentro de la bahía puse un señuelo duro con el que saqué una corvinita (la foto la tomé en el hangar; tenía un solo colmillo, muy prominente), que regalé en las instalaciones del náutico.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario