domingo, 14 de junio de 2015

14.06.15 Otro día fabuloso que Dios me permitió disfrutar en compañía de mi hijo Abelardo y de Isabela (mi nieta “guerrera” del mar), que no se amilanó ante las molestas olas secundarias que insistentemente golpeaban a la Piñahata, como queriendo desplazarla del sitio que por derecho natural, les pertenece. Comenzó temprano la jornada en este 14 de junio y para las 7:30 h ya estábamos en el Farallón buscando, con señuelos duros Williamson Speed Pro, que se inundara nuestro particular y minúsculo recinto flotante, con el adrenalóico (cada vez que pronuncio esta palabreja producto aberrante de mi acendrada pasión-afición-vicio por la pesca, mi esposa y mis hijos no ocultan su enojo), sonido que producen los Penn 9/0 cuando devanan cuerda, al “sentir” la relampagueante embestida de un pez que confunde al señuelo con un apetitoso bocado.  Este día no fue la excepción e Isabela le hizo la faena a las sierras que tenían ganas de “comer” y que por lo contrario, se encontraron con el anzuelo simple engarzado en un artefacto émulo de pez. Otra reconfortante experiencia para seguir sintiéndome vivo y solo espero que los 9 nietos (está próximo a nacer Ricardo con el que completo la novena), tengan las mismas oportunidades que Dios me ha proporcionado. 

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