martes, 19 de diciembre de 2017

19.12.17 “Tuve” que ir a Topo a ponerle la batería a la embarcación Mi Última (la camioneta estrenó una pila marca “patito”) y para aprovechar el viaje, quise averiguar si las sierras seguían en el mismo lugar, con tan buena suerte que me las encontré ahí mismo, aunque muy disminuidas en su agresividad tal vez por lo denso del líquido (el agua estaba a 19°C y estaba haciendo un aire inclemente lo que magnificaba la sensación del frío) e igualmente, mis cansados y viejos huesos y músculos, estaban ateridos por la baja temperatura. En esta ocasión, hasta el motor Honda 90 comenzó a “toser” tal vez porque no se calentaba lo suficiente para eficientar el uso del combustible, hasta que salió el sol en definitiva se reguló su funcionamiento; también los pescadores comerciales tenían problemas para emplear sus chinchorros ya que las ráfagas de aire no los dejaban maniobrar adecuadamente.

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