jueves, 24 de agosto de 2017

24.08.17 Tal como estaba pronosticado, hoy también hubo una mar como espejo y al igual que en el día del eclipse, solo los barriletes estuvieron interesados por los señuelos que pusimos en el agua; la diferencia con otras jornadas recientes, es que en este viaje hubo mucha actividad de todo tipo de organismos y con Alfredo, tuvimos la oportunidad de visualizar picudos (los vimos saltar temprano, después de la boya de recale), delfines (muchos de ellos con rémoras grandes y evidentes, hecho que no me había tocado presenciar), peces voladores (según los biólogos, algunos “vuelan” hasta 70m cuando se ven amenazados), caguamas (las había de todos tamaños y en diferentes estadías de reposo, unas con el carapacho seco y otras recién salían a la superficie) y por supuesto, los infalibles lobos marinos que dan todo un espectáculo cuando atrapan un pez y están en el proceso de matarlo, agitando vigorosamente a la presa y provocando una enorme conmoción entre las aves marinas.

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