lunes, 21 de agosto de 2017

21.08.17 Después de una larga ausencia motivada por el mal tiempo y la “marea café” (proliferación exponencial de microorganismos, fenómeno derivado del enriquecimiento nutricional del cuerpo de agua producto de descargas y drenes de retorno agrícola),  que invadió la bahía de Topolobampo, hoy me decidí (después de analizar las diversas páginas que consulto como pronóstico meteorológico y marino),  a pasar en el mar y en solitario, el multicitado y temido eclipse solar. Por lo tanto, a las 6:30h puse en el agua la embarcación Pa’ntonces y después de la boya de recale, habilité 3 cañas con señuelos duros de 13, 16 y 18 cm; inmediatamente se prendieron sendos barriletes en los más pequeños y en consecuencia, cambié los curricanes y dejé puros de 18 cm aunque todo fue inútil porque aún a los grandes, los túnidos (creo que fueron los únicos peces que no acataron la recomendación de no salir durante el eclipse), no los respetaron y estuvieron atacándolos durante toda la mañana; después de sacar (y regresar al agua), 18 de estos animales, decidí direccionarme al náutico (a las 11:30h subieron la embarcación al hangar), terriblemente cansado pero también gustoso de haber experimentado fehacientemente, lo que es una superficie del “mar como espejo”.

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