01.05.17 Con el justificado pretexto de probar los arreglos que ayer le hice a la lanchita de aluminio (y que mejor oportunidad para abrir la bitácora de Mayo), hoy fui un rato al Pinto y como el Señor me tiene “consentido”, inmediatamente se prendieron cochis, cabrillas areneras (otra vez saqué una mini cabrilla prieta) y los infaltables coconacos (hoy se prendieron 5 y me traje 2, uno de 40 cm y el otro de 39 cm), que ayer fueron motivo de desavenencia familiar por haberlos dejado ir sin previo permiso del “alto mando”, en cuya mente están las comidas familiares a base de estos magníficos animales. Obviamente, la Piñitas se volvió a portar de maravilla aunque con una mayor vibración (parece que el ruido generado en la embarcación no influye para nada en el desempeño de la pesca porque en el profundímetro se visualizaban grandes cardúmenes, sin evidencia de que hubiera un factor limitante), que pretendo corregir poniéndole un hule grueso en el soporte del motor.