sábado, 6 de febrero de 2016

06.02.16 Tal como estaba programado, hoy metí al agua la embarcación Mi Última ya que la intención era salir un rato a la bahía con mi hijo Alfredo, su esposa y mi nieto Alfonso Piña (no sale en la imagen en razón de su genio, “atributo” que nos hizo ponerle el sobrenombre de “malacara”); fue una mañana fría, con viento pero razonablemente entretenida gracias a la participación de bichis, barracudas, peces lagartija y pargos (traje 2 animales sarteneros). La embarcación, después de estar “abandonada” por más de una semana, se portó muy bien y Alfonso y demás invitados, gozaron del espectáculo “retozón” de los delfines, de los pelícanos, de los albatros y de las gaviotas, todo ello ajeno a Guadalajara, sitio donde actualmente radican; obviamente, esta fue una jornada genuinamente “abuelativa”, de esas que el Señor dispone para mi profunda satisfacción personal.

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