domingo, 20 de marzo de 2022

20.03.22 Habiendo terminado con las tareas mecánicas, hoy fui con el Abe a dar una corta vuelta por enfrente del náutico (6 a 8h), en la embarcación Piñitas y definitivamente, el Señor estuvo de nuestro lado ya que se prendieron muchas, muchas piezas entre las que destacaron peces lagartijas, pargos sarteneros y a manera de corolario, en tan solo 2.70m de columna de agua, se nos prendió un pez que haló de tal manera que tuve que ayudar al Abe a sacar la cañita del portacañas. Después de estarlo cordelando por un buen rato, el Abe ya no sentía que halaba por lo que tomé la caña y por el comportamiento de la línea, me imaginé que se había enredado en algún pedazo de chinchorro ya que en ese sitio no hay piedras; con cuidado subí lo que parecía era un red y cuando llegó a la superficie, nos llevamos tremenda sorpresa pues el animal se había metido en un pedazo de tubo de plástico corrugado que seguramente tenía mucho tiempo en el fondo del mar pues venía con muchas algas y conchas adheridas. Al subir aquel raro objeto, vimos la cola de un coconaco que se había resguardado dentro y para nuestra desventura, el cambio de densidad de la fase agua-aire, aumentó el peso así como la tensión sobre el monofilamento y este cedió dejando estupefacto pero más unido, al binomio abuelo-nieto.



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