miércoles, 16 de marzo de 2022

14.03.22 Tal como estaba programado, me fui con Alfredo al Farallón en la embarcación Pa’ntonces que por cierto y gracias a la benevolencia del Señor, se portó requetebién y así como lo establecía el pronóstico, el mar estaba más que asequible para la navegación; sin embargo, los peces estuvieron poco interesados (tal vez porque toda la noche previa brilló la luna en todo su esplendor, con lo que pudieron estar activos por mucho tiempo), en los señuelos que pusimos en el agua, no así las aves marinas (pelícanos y alcatraces patiazul), que con frecuencia “atacaban” los curricanes e inclusive se prendían en los anzuelos y hacían sonar las alarmas de los 6/0 con estridencia.



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