martes, 10 de noviembre de 2015

10.11.15 Salí a las 6 h del náutico y en la isobata 15 (antes de la boya de recale), me encontré con un extenso comedero por lo que habilité unos señuelos pequeños (pesaba que eran sierras las que producían la algarabía) y los puse en el agua pero mi presunción resulto equívoca y solo se prendieron barriletes; luego me dirigí al 180°, hacia “mi parcela” buscando dorados, especie que actualmente se ha vuelto muy esquiva y escasa. Navegué hasta 15 km al SE del farallón y solo encontré un pez vela que prácticamente me “retaba” pues en varias ocasiones le pasé por enfrente con los señuelos y fue hasta el tercer viraje que hinchó su vela y se abalanzó sobre un Williamson de 20 cm color rosa con negro; la caña de estribor, habilitada con un 9/0, comenzó a producir el sonido “celestial” que me sube la adrenalina al máximo y cuando la tomé, me di cuenta de que la cuerda de la caña adyacente, estaba enredada (por un exceso de ambición y contra mi costumbre de poner solo 3 equipos cuando voy solo, hoy utilicé 4 cañas y con los abruptos virajes para acercar el señuelo al animal, las líneas se encimaron), sobre la que traía el pez vela y fue en este momento que perdí la ecuanimidad porque tomé la línea con las manos y creo que la halé demasiado porque en un salto, se zafó el anzuelo. Fuera de este “desliz”, el día estuvo más o menos bien (había olas secundarias bañadoras), con frecuentes avistamientos de caguamas, delfines, mantas y muchos, muchos barcos camaroneros hasta la isobata 35.

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