19.09.15 A las 5 salió
Alejandro y su familia para Mty en avión y como la espera de su llegada a esa
industriosa ciudad era un buen pretexto para irme a pescar, me direccioné al
náutico e inmediatamente puse en el agua 3 señuelos Bomber de colores azul,
café y rosa, con tan buena suerte que casi inmediatamente comenzaron a llegar
los “invitados” y ”amenizaron” la mañana de tal manera que para
las 10 h me dejaron exhausto y agradablemente cansado de cordelar peces, mismos
que fueron devueltos al mar sin mayores daños. Primero fueron cochis que para
no variar en su comportamiento, se prendían de la aleta dorsal, luego llegaron
los sábalos (lisas chirudas, chiles) y cuando avancé un poco más frente a las
instalaciones de la marina, se prendieron bichis y toros (jureles), que
definitivamente, fueron los mejores adversarios de este viejo pescador; al
final y ya con el cielo despejado, sin llovizna, se prendieron barracudas (no
alcanzaron espacio en la foto), una de las cuales me alcanzó a rozar con sus
dientes y me cortó la piel de un dedo de la mano derecha. A las 10:30 h habló
mi hijo Alejandro para decirme que ya estaba en su casa y que a Dios gracias,
todo había salido bien; obviamente, son muchas las cosas que tengo que
agradecer al Señor pero cuando se trata de los hijos y nietos, se magnifica este sentimiento.
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