viernes, 18 de septiembre de 2015

18.09.15 A pesar del pronóstico de una mañana lluviosa y con la premisa de “prender lo que sea”, por parte de mi hijo Alejandro que vino de Monterrey a pasar unos días al ejido Flores Magón (un cambio algo drástico en cuanto a tráfico, aglomeraciones, ruido y un gran etcétera), hoy nos fuimos al canal de navegación y no fallaron los Williamson Speed Pro porque a pesar de los rayos, lo nublado y las esporádicas precipitaciones, los barriletes tomaron por su cuenta el proporcionar la satisfacción al regiomontano que nos visita. Obviamente, todos los peces fueron regresados a su hábitat sin mayores daños gracias a los anzuelos simples con los que he sustituido los grampines de los señuelos duros y para los cuales, todos mis hijos ya son fervientes devotos dada la facilidad con la que se desprenden de los animales que queremos regresar al mar; ojalá que esta disposición en ellos sea permanente y que a su vez, la transmitan a sus retoños (mis nietos), porque seguramente y en lo que me queda de vida, yo no voy a poder convivir con ellos el suficiente tiempo como para acendrar este comportamiento en sus ahora incipientes personalidades.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario