jueves, 2 de abril de 2015


02.04.15 Las nuevas generaciones no “aguantaron” el ímpetu del abuelo y aunque habían acordado regresar este día al Farallón, los “héroes y las heroínas” optaron por no levantarse temprano; ante esta circunstancia, no me quedó otra que irme yo solo y con tan buena suerte que para las 7:50 h ya se me había prendido un espléndido dorado macho (otra vez estuve regresando doraditas y solo hasta que cambié a señuelos más grandes del orden de los 23 cm, fue que dejaron de mostrar “interés”); para las 8:40 h ya me sentí muy cansado (no solo por la "pelea“ con los barriletes, las doraditas y con el machito, sino por la enorme tensión a la que estuve sujeto el día de ayer “aleccionando” a los nietos que se paseaban por la lancha de un lado para otro y ya se me hacía que se caían al agua), por lo que me regresé al náutico a donde llegué alrededor de las 10 h. Otro memorable día que voy a extrañar cuando me muera.

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