domingo, 18 de diciembre de 2022

18.12.22 A las 4h de este domingo visualicé que con todo y frío, una marea de bajada, las ráfagas de viento, la altura de la ola y la frecuencia de la cresta podían manejarse en la embarcación Pa’ntonces por lo que decidí avituallarme para el caso (tobilleras, rodilleras, faja y muñequeras) y hablar con mi hijo Alejandro para que nos acompañara (el Señor también fue con nosotros), en una jornada por los alrededores del Farallón y aunque los peces también tenían frío (se veían muchos cardúmenes en el profundímetro), no estuvieron precisamente interesados (excepto los barriletes y en la parte del cerro donde no incidía el viento ni las olas), en los señuelos que pusimos en el agua. Como espectáculo, el viaje fue todo un éxito ya que había infinidad de delfines, lobos y varias ballenas por cuyo surtidor hacían que el agua alcanzara impresionantes alturas.



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