jueves, 2 de agosto de 2018

02.08.18 Para abrir la bitácora de agosto, además para que Alejandro tuviera oportunidad de ir por último al Farallón (mañana regresa con su familia a su centro de trabajo), hoy nos fuimos al cerro a sabiendas de que el pronóstico marcaba oleaje difícil para la navegación y la pesca; por fortuna, el día no estuvo muy “traumático” aunque sí muy cansado, por el golpeteo de la embarcación y por la gran cantidad de barriletes (al igual que en ocasiones anteriores, fueron regresados indemnes a su hábitat), que se prendían frecuentemente en todo tipo de señuelos duros o blandos. De cualquier forma, los delfines y las caguamas nos hicieron recordar el día próximo antepasado en el que se nos prendieron 3 picudos y que marcó uno de las mejores jornadas al cerro.


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