martes, 31 de julio de 2018


31.07.18 Para cerrar la bitácora de Julio (uno de los mejores meses que el Señor me ha permitido vivir), con mi hijo Alejandro nos fuimos a dar una vuelta al cerro con tan buena suerte que se nos prendieron (además de incontables barriletes que fueron regresados al mar sin mayores daños), 3 marlines (2 azules y un rayado), de los cuales logramos subir a la embarcación Pa’ntonces un azul de más de 2.60m (estaba muy “panzón” y venía prendido de la lengua), que lo trabajó Alejandro por más de 55 minutos, en un carrete Penn 6/0 (habilitado con cuerda para 23.25kg o lo que llaman los anglofílicos, 50#), que llegó un momento en el cual no se lo podía tocar de tan caliente que se puso con la pelea. Fue un día excepcional, con el mar como lo pronosticó el internet y además de la pesca, una ballena nos dio un espectáculo extra aunque también tuvimos momentos negativos como cuando vimos a una caguama queriendo ingerir un empaque de plástico.


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