miércoles, 1 de noviembre de 2017

01.11.17 Se abre la bitácora de Noviembre con una excelente jornada en el Farallón en compañía de mi hijo Alejandro que vacaciona en estas tierras; el pronóstico del internet estuvo bastante acertado ya que durante el transcurso de la mañana, había hasta 3 tipos de olas que hicieron muy incómodo el inicio de este viaje aunque posteriormente, la mar (y el Señor que siempre nos acompaña), tuvo compasión de mis viejos huesos y se compuso un poco; pero los que no estuvieron a la altura fueron los barriletes que se prendían en todo tipo de señuelos, blandos y duros por lo que nos cansamos mas pronto de lo que pensábamos. Sin embargo y esporádicamente, también se prendían unos buenos petos (wahoos para los anglofílicos), que hicieron la delicia de mi hijo más joven ya que tenía un buen número de años que no capturaba un peto de peso considerable (uno de ellos pesó más de 15 kg), animal que puso a prueba todas las experiencias y habilidades que hemos desarrollado con el paso de los años.

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