jueves, 23 de junio de 2016

23.06.16 Mi hijo Alfredo (vino con su esposa y Alfonso, mi nieto), tenía ganas de salir a conocer el trayecto de pesca donde realizo casi a diario, las mini jornadas frente al náutico; a pesar de la muy baja marea que había, del viento y las altas temperaturas, nos fuimos en la “Piñitas” y aunque le batallamos, los señuelos Storm se las “ingeniaron” para atrapar bichis y corvinitas que fueron regresados a su hábitat. Obviamente y como casi siempre sucede (Alfredo se dio cuenta del porqué me tiene “atrapado” esta afición-pasión-vicio), esta vez lo inesperado, lo diferente fue que uno de los Storm se trabó con un señuelo que estaba pegado en una piedra, agarrado con un pedazo de línea trenzada y que hacía moverse a nuestra caña como si se hubiera pegado un buen pargo; afortunadamente el monofilamento Mustad aguantó los tirones y después de un rato, pudimos sacarlo a la superficie y aunque todavía no le quito la gran cantidad de organismos que se le han adherido, creo que se trata de un Rápala X-Rap de 13 cm que una vez “rehabilitado” (limpiarlo y ponerle anzuelos simples), lo voy a usar porque me “late” que va a ser muy productivo dada la forma en la que llegó a mi “arsenal”.

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