domingo, 23 de agosto de 2015

23.08.15 Hoy salí hacia el náutico con cañas gruesas y delgadas ya que no sabía si iba a poder salir a la parcela pues amagaba desencadenarse el mal tiempo; antes de poner la Sea Hunt en el agua, llegaron unos amigos pescadores en la lancha Marathón y comentaron que ellos sí se iban a arriesgar. Ante esta situación y no queriendo ser menos “valiente” para sortear la lluvia, el viento y las olas, subí 3 cañas gruesas a la embarcación y me dispuse a enfrentar lo que efectivamente ocurrió: olas secundarias de más de 50 cm con crestas a cada 3 0 4 segundos, hicieron que las rótulas de mis rodillas soportaran un esfuerzo no apto para personas mayores (término elegante para no decir “viejos”); además, durante mucho tiempo del que estuve en el agua se presentó una pertinaz lluvia que me empapó todo y por si eso fuera poco, hasta las 10 h amainó el viento y pude tener absoluto control para mantener el rumbo de la embarcación. Lo positivo de esta jornada fue el avistamiento de varias doradas dentro de un cardumen de barriletes; sin embargo, los señuelos duros (Williamson Speed Pro habilitados con anzuelos simples), que me vi forzado a utilizar por la marejada, solo fueron del agrados de los túnidos (animales grandes, con más de 5 kg de peso), los cuales terminaron por agotar todas mis fuerzas por lo que me vi obligado a suspender el viaje y regresar a tierra, no sin antes escuchar en varias ocasiones y en todo su esplendor, el “majestuoso” sonido de los Penn 9/0.

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