26.10.24 Con el Abe hijo (y el Señor, por supuesto), realizamos una maxi jornada (9h de navegación), por los alrededores del Farallón; el mar tal como lo pronosticó el internet y la pesca, muy fatigante pues los barriletes no daban cuartel ya que se prendían con todo tipo de señuelo. Al décimo animal que sacamos (y regresamos), nos salimos para encontrar agua más limpia y ahí tuvimos 8 piques de picudos (valga la redundancia), aunque ninguno de ellos se quedó enganchado pero hizo que la adrenalina estuviera constantemente a flor de piel y por lo tanto, no hubo tiempos de enfado, además de que los delfines, las ballenas piloto, las caguamas y las mantas, nos entretuvieron con su espectáculo.
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