06.10.24 Con la confianza del exo esqueleto que invariablemente uso en las jornadas de navegación y pesca, me “atreví” hoy a ir de nueva cuenta al cerro, esta vez acompañado del Abe hijo y del Abe nieto (por supuesto, también del Señor) y a pesar del profundo y casi “mortal” cansancio del día previo, disfruté ampliamente la jornada de este mi “cumpleañero” mes ya que hubo doradas, piques de marlines, avistamiento de picudos saltando y también de muchas mantas que brincaban al unísono brindando un soberbio espectáculo como para decir: “voy a extrañar esto cuando me muera”.
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