lunes, 22 de agosto de 2022

21.08.22 Este fue un día en el que mis hijos José Carlos, Abelardo y Alejandro, así como mis nietos José Carlos y Abelardo (yo no pude ir por un dolor maxilar), se fueron al Farallón en la embarcación Pa’ntonces, con tan buena suerte y gracias a la benevolencia del Señor, que se encontraron con un cardumen de dorados con el que los nietos practicaron sus habilidades para la pesca. A mi me dio mucho gusto cuando escuché su narrativa y el entusiasmo que manifestaron por la captura de los animales, por lo que tengo la sólida esperanza y convicción de que van a continuar a lo largo de su existencia, sumergidos en este sano vicio-pasión-afición que tanto practica el “abue Abe”, que es como ellos me identifican.



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