12.08.19 Una mañanera
de san lunes muy corta (6:30 a 7:30h; aparte de que me cansé mucho pues todavía
me dura la pelea con el marlín del sábado, mi hijo Alfredo y su familia vuelan
temprano a su lugar de residencia por lo que quise estar presente en su partida),
en la que hubo de todo ya que de principio, cuando estaba en la rampa poniendo
la Piñitas en el agua, se zafó el gancho del remolque y aunque no se cayó
totalmente, el espejo pegó en el suelo (afortunadamente siempre levanto el motor
y no tuvo daños aparentes) y se rompió la base de la sonda del profundímetro.
Con mucho esfuerzo (creo que hasta me lastimé la muñeca del brazo izquierdo),
la pude subir de nueva cuenta y ponerla en el agua así que cuando el gran pargo
se prendió (saqué otro mediano de 40 cm; este midió 54 cm y casi tomó los 100m de
monofilamento del carretito Okuma, puso caliente los frenos cuando producía el
sonido estridente y doblaba peligrosamente la cañita Shimano), quedé exhausto
aunque con suficiente energía (nunca debe faltar), para agradecer la
benevolencia del Señor.
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