sábado, 10 de agosto de 2019


10.08.19 Temprano visualizamos que iba a estar bien en los alrededores del Farallón y a las 6:30h ya estábamos en el agua, en la embarcación Pa’ntonces; llegamos a la piedra e inmediatamente el Abe nieto comenzó a sacar barriletes que le había encargado su abuelo Norberto (los prepara estilo caguama y son una verdadera delicia), pero sin perder la posibilidad de otro tipo de presa. Así pues, puse en el agua un señuelo Williamson Big Game que no me defraudó pues en la mancha de barriletes, se prendió un espectacular marlín rayado (mi hijo Alfredo lo cordeló por más de 1 hora), que hizo por todo ese tiempo, espectaculares alejamientos de la embarcación que sembraba la incertidumbre y elevaba los niveles de adrenalina de todos los integrantes del equipo, hasta los mas altos niveles. Finalmente (y por supuesto, con la benevolencia del Señor), lo pusimos a buen recaudo sobre la embarcación e inmediatamente (por obvio deterioro físico de los integrantes de la tripulación), nos direccionamos al náutico a donde llegamos a las 11:30h, habiendo realizado un periplo marino de tan solo 4 horas. 


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