jueves, 3 de noviembre de 2016

02.11.16 Ayer (esto lo redacto el 03.11.16 principalmente por razones de edad), el Señor me permitió vivir una de las mejores jornadas en solitario de mis años dorados ya que, después de revisar el pronóstico me decidí a salir al charco para buscar y variarle, con algunos dorados ya que ha habido demasiadas sierras en los últimos días; efectivamente, después de la isobata 40, visualicé una pajarera y ahí estaba un cardumen de doraditas dentro del cual también encontré un bonito macho. Seguí navegando y cuando me decidí a regresar, se prendió un marlín azul en un pequeño Williamson LBD (repito: los elefantes también comen cacahuates), color verde con negro, montado en monofilamento Mustad para 22 kg (50#), embobinado en un carrete Penn 6/0; el caso es que con este equipo y después de 2 h de cordelarlo durante las cuales al menos en 3 corridas tomó toda la línea (en una ocasión que lo pude acerca, se cruzó por debajo de la Pa’entonces y como pude, metí la reversa, aceleré el único motor que traía encendido y pude pasar por encima de la cuerda sin que se rompiera), el animal se murió por el esfuerzo (yo también estuve a punto de renunciar y hasta pensé en cortar la cuerda) y tal como me sucedió en anterior ocasión con un animal similar, se quedó en el fondo a más de 400 m (ya casi me quedaba sin monofilamento), por lo que me decidí a pedir ayuda (el Señor dispuso que este día también fueran a pescar los Neto’s Valdez, amigos de mucho tiempo y ahora más los aprecio), a la embarcación RoncaChon que después de subir un bonito pez vela, enfilaron hacia donde yo estaba con el animal muerto. Como el Penn 6/0 no daba para más y yo estaba todo tembloroso, dispusieron atinadamente sacarlo con la mano y entre padre e hijo, después de una agotadora jornada de más de una hora por el cuidado que pusieron para no reventar la delgada línea, pudieron subirlo a bordo y diagnosticar que pesaba alrededor de los 150 kg (300#).


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