26.09.16 Un inolvidable día que comenzó solo como una excursión para asegurarme
de que los 2 motores Suzuki 140A de la embarcación Pa’entonces estuvieran en
buenas condiciones mecánicas; además, hoy pudieron acompañarme mi hijo y mi
nieto, ambos de nombre Abelardo. El día estuvo excelente, sin sorpresas por
parte del pronóstico y en cuanto rebasamos la cota batimétrica 40, avistamos el
primer picudo saltando en busca de peces voladores que pululaban en las cálidas
aguas costeras del norte de Sinaloa; luego encontramos una caguama enredada en un
“nido de avispas” de una cuerda de nylon que estaba al garete (la liberamos con
mucho cuidado pues ya tenía heridas abiertas por la tenaz lucha en la que ella
misma se había involucrado para soltarse), a continuación se nos prendió un
pez vela (se auto liberó después de unos pocos minutos de lucha) y finalmente,
después de una prolongada pelea que tuvo arrancones y recobres (mi hijo
Abelardo atendió este evento), un peto (wahoo para los anglofílicos), corto la línea
y nos dejó el sinsabor de perder un señuelo duro Williamson de 18 cm.
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