26.07.17 Como el “vicio” le está ganando a la “afición” que siento por la pesca,
hoy que metí la Piñitas al agua me prometí que si esta vez no escuchaba el adrenalóico
“arrebato” de las cañas al momento que los señuelos duros atrapan un buen pez,
sería mi último día de la serie de mini jornadas que vengo realizando desde el
domingo próximo pasado (ya son 4 excursiones ininterrumpidas), con excelentes
resultados; hoy para mi regocijo, no fue la excepción y a pesar de los
pescadores comerciales (se anclan desde las piedras, limitando el libre
tránsito por la orilla del Pinto y San Carlos) y deportivos (principalmente
practicando el casteo) y de un cambio de marea pletórica de basura, se
prendieron cochis, bichis, una corvina, una cabrilla prieta de buen tamaño y 4
coconacos (me traje 2, uno de 43 cm que dio una excelente e interesante pelea,
la cual me permitió poner en práctica la rutina que he implementado para este
tipo de situaciones y otro de 38 cm), que dejaron para otra ocasión, el firme
propósito de no asistir al llamado del mar y sus maravillosas criaturas.
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