25.07.17 Hoy “tuve” que ir a Topo para evaluar el funcionamiento del arreglo que
hice en el soporte del motorcito (se minimizó un poco la vibración pero me sigo
sintiendo incómodo; es un problema típico de los equipos que tienen un solo
pistón), lo que me dio la oportunidad de realizar una mini jornada (6 a 8:30h),
dentro de la bahía que se caracterizó por la gran cantidad (pululaban los
bichis, cochis y toros) y variedad de peces (también hubo pargos sarteneros,
obesos y coconacos de los cuales me traje 3; uno de 42 cm, otro de 40 y uno “chico”
de 36 cm), que se interesaron por los señuelos duros que puse en el agua. Esta
mañana implementé una nueva estrategia (aunque resultó adecuada por el momento,
se que todo dependerá de las circunstancias específicas de cada ocasión), para
lidiar con los coconacos que se encuevan ya que cuando siento, veo y oigo el adrenalóico
arrebato que producen las cañitas en el PVC que utilizo como tintero y se
estabiliza el sonido del carrete (quiero pensar que el animal está bien
prendido), acelero el motor Suzuki para sacarlo de la orilla pedregosa, sin
importarme que con esta maniobra, se libere del anzuelo ya que prefiero
perderlo así y no por la ruptura del monofilamento que es lo que sucede cuando
se encuentran en su zona de confort.
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