17.04.19 Con Alejandro mi hijo que vino de Monterrey con su familia y con el Abe
nieto que se ha transformado en todo un profesional a la hora de subir peces a
la embarcación, hoy fuimos a los alrededores del Farallón y como si fuera la
misma película de antier, las bonitas estaban en el sitio que las dejamos
previamente; además, también en esta ocasión contamos con la benevolencia del
Señor y Alejandro, además de terminar satisfactoriamente cansado de tanto
cordelar túnidos, tuvo y todos disfrutamos del espectáculo de ver a picudos
juveniles saltando (al menos 6 de ellos), muchas caguamas aboyadas, mantas y
grandes manadas de lobos marinos cuyo agrupamiento inclusive retirados de la
piedra, nos causó asombro porque nunca habíamos presenciado tal demostración de la vida marina.
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