24.12.16 Una fecha familiar muy especial pues fui al Farallón con mis hijos Abe,
José Carlos y Alejandro, este último recién llegado de Monterrey y José Carlos
pudiendo salirse un poco de la rutina del trabajo como Magistrado del Tribunal
Federal; la mañana estuvo muy fría pero las bonitas hicieron acto de presencia
para hacernos entrar en calor (como dicen ahora los plebes; no se la acababan
mis hijos pues en las 3 cañas que pusimos en el agua habilitadas con señuelos
Willamson Speed Pro de 18 cm, se prendían las dientonas), de tal suerte que
para las 11 de la mañana, teníamos 11 animales en la hielera de la embarcación
Pa’ntonces. Seguidamente, decidimos darnos una vuelta hacia el 240°, donde
visualizamos ballenas, cochitos, caguamas y un picudo (no quiso nada con
nuestros señuelos), así como los infalibles lobos y delfines; para las 12:30 h
decidimos direccionarnos al Náutico a donde con la benevolencia del Señor,
llegamos sin contratiempo alguno después de haber profundizado aún más las
relaciones de padre a hijos, aunque faltó Alfredo que recientemente también me
acompañó a la piedra con excelentes resultados en la convivencia y en la pesca.
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