30.03.16 Último día de Marzo que voy al
mar pues aunque terminé de asentar el motorcito Suzuki, creo que por tantas
asoleadas seguidas yo fui el que me “desasenté” (quiero pensar que es la edad);
durante la mañana, la marea estaba muy arrastrada y “solo” pude atrapar
barracudas (había tantas que hasta resultaba “molesta” su voracidad ya que
nunca me dejaron pasar como hubiera querido, por los sitios donde he atrapado
buenos pargos), los infalibles bichis, peces lagartija, roncachos, cabrillas
areneras y toros (me tocó presenciar un intenso frenesí de estos animales que
comían sardinas; todo un espectáculo digno de los que “monta” el Señor para
deleite de nosotros, humildes mortales). Debo consignar que este día casi me “atropella”
(en el mejor de los casos, me hubiera volcado), una de las interceptoras de la
marina que a menos de 10 m de la lanchita de aluminio, aceleró y al levantarse
su proa, el oficial que la conducía no se fijó que yo estaba adelante;
afortunadamente pude gritar lo suficientemente fuerte para que los tripulantes
me vieran y gracias a Dios, todo quedó en un inolvidable susto.
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