24.09.19 Ante los buenos
resultados obtenidos la mañanera de ayer, hoy quise repetir el escenario pero
olvidé que precisamente en este martes, se abría la veda del camarón y con
probablemente más de 250 embarcaciones en el agua, aquello se volvió “insufrible”;
tuve que refugiarme en lo más recóndito de San Carlos por temor a que los
pescadores comerciales fueran a embestir a la Piñitas. De cualquier forma, el Señor me protegió (y
también me “obligó” a olvidarme por unos días de las “mañaneras” en la bahía;
voy a aprovechar para cambiar baleros en las llantas del remolque de la Piñitas
y terminar de armar el sistema de dirección de la Mi Última) e inclusive me
proporcionó la satisfacción de que varios pargos sarteneros (todos fueron
regresados a su hábitat sin mayores daños), se prendieran en los señuelos Storm
que puse en el agua.
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