05.09.19 Previendo que no voy a poder estar con mi “querencia” en los próximos
días (pronostican lluvias intermitentes inclusive hasta el martes 10), temprano
(7h; me encontré y estuvimos platicando con Cristóbal Leyva, un buen y muy
servicial compañero del náutico), me dispuse a dar una vuelta frente a la
escollera de la API (hubo pargos sarteneros y en esta ocasión, sábalos que
cuando toman el señuelo, brincan espectacularmente fuera del agua), antes de
que comenzara a llover. Cuando me disponía a dar por concluida esta “mañanera”,
me encontré con la novedad de que en la rampa del náutico estaba el cuerpo
(siempre hablo de los imprevistos pero este fue mayúsculo), de Cristóbal que
había sufrido un fulminante ataque (hacía tiempo que me había comentado que se
estaba medicando y que si le pasaba algo, esperaba que fuera cerca de su gran
amor: el mar), al corazón. Ni modo; camino que todos vamos a seguir, unos antes
otros después pero nadie escapa.
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