02.04.18 Una muy peculiar mini jornada (6:30 a 7:45h), que estuvo pletórica de pequeños
“percances” que la hacen inolvidable; de entrada, debo consignar que hoy lunes
vuelan mis familiares a la ciudad de México así que desde la madrugada y
queriendo aprovechar el tiempo, anduve muy “ajetreado” y los apuros me hicieron
cometer algunos errores: cuando puse la Piñitas en el agua y por la marea tan
baja, la camioneta llegó hasta un banco de lama adherido a la rampa y hasta que
puse la doble tracción, pude sacar el remoque; como todavía estaba oscuro y
para hacer tiempo, antes de llegar a mi sitios de pesca puse los señuelos en el
agua y un pelícano “trasnochado” se enredó en uno de ellos; hasta que corté la
cuerda, pude liberar al animal. Como se daba el inicio de la marea entrante y
contrario a todas mis suposiciones, en este lunes había gran cantidad de
pescadores comerciales que limitaron mi transitar por el agua; cuando se me
prendió un buen pargo (midió 48cm, un poco más chico que el de ayer), se tiró
hacia las piedras (salió todo raspado del lomo) y batallé mucho para lograr
liberarlo; cuando lo logré y ya arriba de la embarcación, al quitarle el
anzuelo simple me mordió en la yema del dedo índice izquierdo por lo que su
sangre, se confundió con la mía. Cuando consideré que ya era hora de irme a
casa para llevar al aeropuerto a mis familiares y mientras esperaba el tractor,
frente al náutico se me prendió un buen coconaco (35cm), que gracias al pargo
que había sacado previamente, fue regresado al agua sin mayores daños.
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