BCS2 En lo que si
me han hecho caso los hijos y nietos, es el de practicar “la pesca por la
pesca, no por el pescado” y la mayoría de los pelágicos (sobre todos aquellos
que tienen una lenta tasa de reproducción como son los “picudos”), los
regresamos al mar; solo en algunas ocasiones como sucedió en este viaje pues en
San José del Cabo contratamos a un “capitán” y después de atrapar un marlín con
carnada viva, el susodicho nos pidió que lo subiéramos para llevarse un lomo.
El resto nos lo quedamos y lo llevamos un restaurant en Cabo San Lucas donde
nos lo prepararon sellado a la plancha y obvio puntualizar que estaba muy pero
muy sabroso ya que definitivamente, esas personas saben su oficio a la
perfección. Algunas prácticas que utilizamos para liberar a los animales
grandes y que definitivamente incrementan la probabilidad de supervivencia, son:
Ø
Uso de guantes húmedos para “manipular” al
animal
Ø
No sacar a los animales del agua; sus órganos
internos no están “diseñados” para la presión atmosférica
Ø
Usar anzuelos de acero al carbón ya que aun
cuando el pez se vaya, sin que tenga daños mayores, lo más probable es que al término
de 3 semanas el anzuelo se desintegre
Ø
De preferencia usar señuelos artificiales ya que
con la carnada, son más frecuentes los engarces profundos (aún con el uso de
anzuelos circulares)
Ø
No utilizar anzuelos triples (grampines), en los
señuelos duros
Ø
En los señuelos blandos, utilizar un solo
anzuelo simple
Ø
Utilizar el equipo apropiado para que no haya
una lucha prolongada ya que el pez puede morirse por un sobre esfuerzo
Ø
Dando avante a la embarcación, procurar
hiperventilar al pez antes de liberarlo
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