20.12.18 Después de 2 ventosos días y de “ingratas” mareas, regresé a la
querencia con la grata compañía de mi nieto Abelardo; estuvimos un lapso de
tiempo muy corto (6:30 a 8), ya que la marea comenzó a bajar con mucha energía
y consecuentemente, acarrando mucha basura antropogénica. En la mañana y antes
de que saliera el sol, hizo un frío que se magnificaba con las ráfagas de
viento pero aún así, los señuelos Storm se dieron a la tarea de atraer peces
como pargos (todos pequeños) y también mini sierras además de peces lagartija
(el Abe estuvo “probando” la mordida de este pez poniendo sus dedos dentro del
hocico); obviamente me quedé con esas escenas de felicidad que el Señor me permitió
experimentar, resultado de la interactuación de un abuelo con su nieto.
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