19.12.17 “Tuve” que ir a Topo a ponerle la batería a la embarcación Mi Última (la
camioneta estrenó una pila marca “patito”) y para aprovechar el viaje, quise averiguar
si las sierras seguían en el mismo lugar, con tan buena suerte que me las
encontré ahí mismo, aunque muy disminuidas en su agresividad tal vez por lo
denso del líquido (el agua estaba a 19°C y estaba haciendo un aire inclemente
lo que magnificaba la sensación del frío) e igualmente, mis cansados y viejos
huesos y músculos, estaban ateridos por la baja temperatura. En esta ocasión,
hasta el motor Honda 90 comenzó a “toser” tal vez porque no se calentaba lo
suficiente para eficientar el uso del combustible, hasta que salió el sol en
definitiva se reguló su funcionamiento; también los pescadores comerciales
tenían problemas para emplear sus chinchorros ya que las ráfagas de aire no los
dejaban maniobrar adecuadamente.
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