01.12.17 Para abrir la bitácora de Diciembre, hoy fui con Abelardo Piña
Valenzuela (mi nieto de 4 años; no tuvieron clases porque según dicen, los
maestros están en cursos y evaluaciones), en la embarcación Mi Última; fue una
jornada muy corta de tan solo 2 horas (6:30 a 8:30; a las 3:10 de la mañana
despertó y ya quería irse al náutico), que bastó para evaluar el progreso de
este niño, en relación con su cariño al mar, la navegación y a la pesca.
Obviamente, le pedí al Señor que hubiera animales que se interesaran por los
señuelos para verlo manejar las cañas y no me defraudó pues hubo coconacos,
pargos y bichis que hicieron “trabajar” con ahínco y entusiasmo a este gran “prospecto”,
situación que me llenó de orgullo y satisfacción pues este Abe se portó de
forma excelente; ahora solo me resta evaluar a los otros nietos para ver quiénes
de ellos continuarán la pasión-afición-vicio del abuelo.
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