11.12.17 Después de unos días con vientos inclementes, esta “san lunes” y con una
notoria mejoría del clima, decidí recargar gasolina en la embarcación Pa’ntonces
y aprovechando la ocasión, puse en el agua (estaba a 19°C, con mucho oxígeno
disuelto pero más densa que de costumbre), a la Piñitas y en un corto recorrido
(de 6 a 8:30h), por las márgenes de las
escolleras y cerros que se encuentran dentro de Topolobampo, los señuelos Bomber
fueron bien recibidos por bichis, cochis y pargos sarteneros (algunos muy
peleoneros al grado que hicieron “chillar” a los carretes Okuma cuando
devanaban monofilamento; van a reabastecer la congeladora familiar para las
próximas festividades navideñas), del orden de los 34 cm; la marea estaba
prácticamente “muerta” e inclusive, encontré a pescadores comerciales que con
snorkel y pistola, trataban de lograr buenas piezas. Como es ya “costumbre” y
después de un día domingo, la basura superficial (bolsas de plástico, botes de
cerveza, latas de refresco, etc), abundaba frente a San Carlos y El Pinto,
sitios que los pescadores de fin de semana frecuentan y dejan su repugnante e
inexplicable “marca”.
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