17.06.19 Con el pretexto de liberar la propela del Suzuki DF90A del monofilamento
que se le enredó el día de ayer, hoy fui al náutico y aprovechando que es un “san
lunes” (efectivamente, había pocos pescadores comerciales), puse a la Piñitas
en el agua por un corto período de tiempo (de 6 a 7:30h), con tan buena suerte
(sigo siendo uno de los “consentidos” del Señor), que frente al náutico (ya que
no era prudente ir más lejos pues estaba
muy ventoso, más de 25 km/h; muy caliente el agua, del orden de los 29°C y muy baja
la marea), primero se prendieron unos pargos sarteneros (todos fueron
regresados al agua) y cuando esta liberando a uno de ellos, la caña de babor
(fue la que ayer se quebró; la arreglé poniéndole otra punta y cambiando la
línea lo cual fue muy afortunado), comenzó a producir el adrenalóico sonido que
tanto, tanto disfruto (es por ello que estoy “atrapado” hasta la médula con
este vicio-pasión-afición), ya que se había prendido en el señuelo Storm de 7
cm (hasta los elefantes comen cacahuates), un soberbio pargo de 55 cm que
después de una pelea de aproximadamente 10 min (con algunos de los marinos
absortos, viendo el “mañanero” acontecimiento), pude poner a buen recaudo en la
embarcación de aluminio. Finalmente y por un manifiesto cansancio, no realicé
el trabajo que originalmente motivó mi ida de este día al náutico, aunque es
obvio que no urge y puede esperar para otra mejor ocasión.
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