domingo, 29 de julio de 2018


29.07.18 Otro increíble día que el Señor con su infinita misericordia. me permitió disfrutar en el Fara en compañía de mi hijo Alfredo y mi nieto Abelardo; aunque se prendieron infinidad de barriletes (todos fueron devueltos al agua sin mayores daños), también se prendieron petos (wahoos para los anglofílicos), que fueron el mayor trofeo de la “concurrencia”, dado el peculiar embate de esos animales a los señuelos y su posterior pelea (tienden a irse sobre la cuerda y en ocasiones, piensa uno que se han ido cuando en realidad, están “ocupados” en morder el monofilamento); de hecho, un peto, al querer quitarle el anzuelo, mordió a Alfredo en las yemas de los dedos de la mano izquierda, ocasionándole un sangrado que inclusive impresionó al Abelardo nieto, sin que la herida pasara a mayores.



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