13.01.17 Una inolvidable jornada al Farallón en compañía del Dr. Gallardo ya que
nos encontramos con el agua muy fría, un ambiente nebuloso, grandes extensiones
de natas constituidas por algas verdes, café y rojas, mucha basura y exigua
pesca ya que solamente se prendió un barrilete (eso sí, muy grande), en un
señuelo Yo-zuri que había puesto Pedro en el agua; la nota positiva a asentar es
que el mar estaba muy calmo (tal como lo pronosticaba el internet), situación
que agradecimos al Señor ya que a ambos nos dolía la espalda (no habiendo otra
explicación médica llegamos a la conclusión que era producto de la edad),
malestar que paliamos yo con un chaleco salvavidas y el doctor con el arnés de
pelea. En las proximidades del cerro y como un obsequio del Señor, nos
encontramos con una familia de ballenas (eran al menos 5 individuos), que nos
deleitaron por un buen rato con los surtidores característicos de su mecanismo
respiratorio, sin que nos pudiéramos acercar mucho ya que 3 de ellas andaban
juntas y las otras 2 un poco separadas lo que nos hizo, en aras de la
prudencia, no disturbar su patrón de comportamiento.
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