24.11.15 En aras de la armonía familiar (no me soportan en la casa cuando los
martes y sábados hacen el aseo), “tuve” que irme al náutico y por supuesto, ir
a satisfacer la pasión-afición-vicio que me tiene “atrapado” hasta el tuétano;
y cómo no, si este día y en cuanto entré al agua, otra vez se prendieron 3
barracudas en sendas cañitas habilitadas con señuelos bomber (el agua estaba
muy alta y con temperatura más cálida, del orden de los 22°C), por lo que todo
auguraba una mini jornada (estuve de 6:30 a las 9 h), muy entretenida. Hasta
las 7 h, estuvieron “jaloneando” las barracudas a los señuelos, pero al pasar
otra vez frente a las instalaciones de los marinos, la cañita que traía el
señuelo azul se comenzó a doblar y el carretito Shimano “chillaba”
insistentemente; encendí la cámara Go Pro (cada vez que repito los vídeos,
vuelvo a vivir el momento y cuando me lo piden, también lo disfrutan los nietos
pescadores) y me dispuse para la reñida “pelea” ya que estaba muy próximo a la
orilla, el viento me llevaba a las piedras y temía que el animal se
“encuevara”. Afortunadamente todo salió bien; pude cambiar las otras cañas a
tinteros donde no estorbaran, aceleré un poco el motor para alejarme de la
orilla, dispuse la red y cuando ya estaba próximo el pargo (pesó 3.15 kg,
eviscerado), a la embarcación, direccioné la lancha para alinearlo y poder
subirlo con la ayuda de la red. Al igual que en días previos, seguí insistiendo
en el mismo sitio pero ya no se prendió nada excepto las barracudas y bichis
(toda esta fauna fue devuelta al agua sin daños mayores), de tal forma que para
cuando llegué al náutico, recibí muestras de rechazo de los tractoristas porque
me vieron que regresé al mar peces que ellos hubieran cocinado en el desayuno;
ni modo, hay será para la otra.
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