18.05.15 Otra excelente salida a la “parcela” y ahora fueron las bonitas las que
acapararon la atención por su voracidad ya que de primera intención y siendo
los dorados la especie “solicitada”, puse en el agua puros señuelos blandos de
22 cm, mismos que prácticamente fueron “arrebatados” por los túnidos cuando
pasé frente a una lancha de pescadores comerciales que estaban levantando una
cimbra. Seguidamente puse señuelos duros con empates de acero (previendo que el
monofilamento de los curricanes blandos pudiera ser cortado por los filosos
dientes de las bonitas) y todo transcurría con normalidad en esta jornada de
pesca hasta que llegaron visitantes indeseables (léase lobos marinos), que
rápidamente terminaron con la “fiesta” (a mí me quitaron 4 animales; a los
pescadores comerciales muchos más), hasta que los “cimbreros” comenzaron a
picarlos con una herramienta que traen exprofeso para ello y que consiste en un
palo con punta de metal, sin pedernal, con el que ahuyentan a estos animales después de clavarles la pica en la grasa del lomo, sin que ello representara un peligro para la vida del mamífero (al menos eso fue los que me dijeron les había dicho el biólogo de la cooperativa a la que pertenecen, lo cual para muchas personas puede parecer cuestionable), ya que no les daña órganos vitales.
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