03.04.23 Con la finalidad de probar los motores de la Piñahata (hacía casi 2 años que no salíamos en ella), me fui con mi hijo Abe al Farallón, además de considerar que era una buena oportunidad para abrir la bitácora del mes; el agua estaba muy fría (17°C), el mar muy calmo (ahora si le atinó el pronóstico), pero los peces estaban seguramente ateridos por las bajas temperaturas y no quisieron embestir los señuelos que pusimos en el agua. De nueva cuenta, el Señor veló por nuestra seguridad ya que tanto de ida como de regreso, los motores se portaron muy bien y solo cuando los lavábamos en el náutico comenzaron a tener fallas leves que de haberlas manifestado alejados de la costa, tal vez nos hubieran generado inquietud.
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